Combatir la pobreza infantil más allá de la caridad navideña

La caridad no es ni será suficiente para erradicar la pobreza, la desigualdad o las injusticias, ni puede ser sustituta de las políticas públicas, porque no se basa en derechos, sino en la voluntad de quien tiene de ayudar a quien no tiene

El patrimonio, la renta, el acceso a servicios básicos como la educación y la sanidad y a los recursos productivos son tremendamente desiguales entre familias, y esa desigualdad arroja a millones de personas a la pobreza y la exclusión social

La Navidad es el tiempo de la infancia. Los espectáculos, las tiendas, las leyendas o las historias sagradas… todo gira en torno a ella. Es también cuando los adultos volvemos a mirar el mundo a través de los ojos de esa niña o niño que aún llevamos dentro. Recordamos los sabores de nuestros primeros años, los regalos que más nos ilusionaron, llevamos a nuestras criaturas a ver la cabalgata de Reyes a la que nuestros padres nos llevaban antes a nosotros… Todo ello nos conmueve, nos ablanda y nos vuelve más caritativos de lo que somos el resto del año, aunque nunca lo suficiente, porque nunca puede ni debe ser suficiente.

Ayer mismo, en una carnicería, una chica muy joven nos pedía a los clientes que esperábamos turno que por favor le compráramos comida. Para convencernos de que era una madre necesitada, nos enseñaba las fotos de su bebé e incluso vídeos en el móvil con su marido y su hijo jugando en la cama.  Leer artículo completo en eldiario.es